Ricardo Mediavilla es un herrero de Legazpi, ciudad históricamente herrera y eminentemente industrial ubicada al centro de las capitales de las tres provincias vascas. Ricardo cuenta con la última forja en funcionamiento en esta ciudad y, en paralelo, ha trabajado gran parte de su vida en la fábrica de herramientas Bellota, tal vez la empresa más importante en este rubro en España. Como efecto de un plan de regulación, a principios de los años 80, Bellota descartó parte de su maquinaría y uno de los martillos de ballesta para forja fue adquirido por Ricardo a precio de chatarra y desde entonces es el que utiliza en su taller.
Nos conocimos a principios del 2019 cuando me ayudó en la producción de la escultura Legazpi Ibaeta, con la que éste y otros trabajos están emparentados. Eran sus últimos días en la empresa antes de adquirir su jubilación. Al surgir la posibilidad de volver a trabajar juntos este año, le pedí permiso para tomar medidas de su martillo y replicar sus perfiles y detalles utilizando ramas de laurel dobladas.
El árbol de laurel se encuentra fácilmente de manera silvestre en los caminos rurales del País Vasco. Sus brotes crecen muy rectos desde las raíces, son muy flexibles, resistentes y, al secarse, muchas veces adquieren un tono muy oscuro cercano al color del hierro. Estas características y el uso ornamental que se le ha dado en distintas culturas, me motivó para utilizar sus ramas en este trabajo. La intención era provocar una especie de estado regresivo en donde lo industrial va dejando de ser funcional, el metal se convierte en vegetal y las formas de la máquina en naturaleza.