Esta obra fue parte de una exposición que tuvo lugar en la que fue una de las fundidoras más grandes de Latinoamérica hasta que cayó en bancarrota en 1986. Tras el cierre, el sitio pasó a ser un parque público, conservando gran parte de sus hornos y arquitectura.
Mi propuesta estaba basada en los opuestos subyacentes –industria y recreación – contenidos en la historia del lugar. La obra consistió en cavar una serie de agujeros de distintas formas y tamaños en un terreno ubicado a las afueras de Monterrey (la idea inicial era cavar en el parque pero no me fue permitido) para posteriormente fundir las herramientas utilizadas en el trabajo como palas y picos. Con ese metal mandé a hacer herramientas nuevas, sellos que sirvieron para decorar la superficie de cada uno de los agujeros con patrones diversos. Los motivos de estos sellos se tomaron del contexto del parque y de la ciudad en general: hojas y cortezas de árboles, detalles de frutos y escamas de serpientes. Una vez estampado el interior de los agujeros, se vació concreto en cada uno de ellos.
Los dibujos que acompañan las esculturas de cemento son la documentación caricaturizada del evento. Por un lado está representado el lugar real donde se realizaron los agujeros pero de una manera exagerada en donde se ve que animales fueron capturados, palmeras y árboles se talaron y se requirió de la fuerza de varias personas. El otro dibujo representa el taller donde se fundieron las herramientas. Podemos reconocer a los trabajadores realizando sus actividades junto a un grupo de gente en estado letárgico, probablemente al amanecer de una gran borrachera o tal vez orgía.
2 dibujos enmarcados, lápiz sobre papel, 42 x 29.7 cm c/u
11 piezas de cemento con estructura interna de varilla, medidas variables
2016
Producido por la Bienal Femsa para la exposición Poéticas del decrecimiento ¿cómo vivir mejor con menos?
http://www.bienalfemsa.com/