PAISAJE INCREÍBLE ANIMAL MUERTO
VISTA INCREÍBLE ANIMAL MUERTO
PAISAJE INCREÍBLE LOS ANIMALES MUERTOS
PAISAJE INCREÍBLE ANIMALES MUERTOS
EL PAISAJE INCREÍBLE EL ANIMAL MUERTO
EL CAMPO INCREÍBLE EL ANIMAL MUERTO
LA MONTAÑA INCREÍBLE EL ANIMAL MUERTO
MONTAÑA INCREÍBLE ANIMAL MUERTO
CAMPO INCREÍBLE ANIMAL MUERTO
LOS ANIMALES MUERTOS
Durante varios años tuve una imagen recurrente en mi cabeza que aparecía en distintas situaciones sin aparente relación. La escena era un momento muy violento en que un grupo de animales le dan alcance a una presa. Esa imagen dejó de repente de aparecer y eso me permitió trabajar con ella. Seguramente viene de algún documental visto en mi infancia, pero me gusta pensar que es una escena heredada ancestralmente, de cuando saber leer las huellas de un animal era indispensable para la supervivencia.
El historiador Carlo Ginzburg, cuya influencia ha estado presente a lo largo de mi trabajo, alguna vez mencionó que tal vez el ejemplo primigenio del acto de narrar se encuentra en los primeros cazadores, cuando entendieron que las huellas que veían en la tierra les indicaba el camino recorrido por la presa.
En una ladrillera de Ajalpan, Estado de Puebla, México recreamos la persecución y captura por parte de dos lobos a un borrego sobre losetas de barro frescas. Un etólogo describió la manera en que esto sucedería en la naturaleza y dos entrenadores coordinaron la acción con tres animales reales evitando contacto y daño entre ellos. Un año antes había hecho algo parecido pero trabajando con un perro cazador siguiendo la pista de jabalíes (Arruinar las baldosas).
La forma y tamaño de la superficie del suelo de barro viene de la arquitectura de una de las salas del Museo Tamayo en México donde me invitaron a hacer una exposición.
Los dibujos colgados en los muros de la sala documentan parte del proceso del trabajo: la mañana en la ladrillera en que supuestamente los trabajadores se dan cuenta de que unos animales arruinaron el suelo recién hecho y, tras capturar a los lobos responsables, se preparan para lincharlos en la plaza del pueblo; el comienzo de una orgía tras un cansado día de montaje en el museo y mi pareja y yo en el cuarto del hotel donde nos hospedábamos durante el trabajo en la ladrillera.
17.60 x 5.60 m
616 losetas de barro cocido
39.5 x 39.5 x 4.5 cm c/u
7 dibujos, lápiz sobre papel.
(5)21.6 x 27.9 cm y (2) 43.2 x 27.9 cm
y piezas de acero.
Producido por Museo Tamayo.
Con la asistencia técnica del equipo de Bonifacio Lopez, equipo de Carlos Paredes, Oscar Garduño y Manuel Gonzalez.
Etólogo: Jorge Servín
Entrenadores de lobos: Víctor Manuel Valdés
y familia Aparicio.
Lobos: Luiz Fernando y Balto